En la actualidad hay una pluralidad de programas de televisión donde siguen a los guardias o policías en los aeropuertos donde apartan a viajeros para que abran su maleta para su inspección. En estas ocasiones, la policía pedirá al propietario de la maleta que lo abra, para después realizar la revisión del contenido.
Al pedir al viajante que abra la maleta, se puede tener la sensación que el viajante tiene la opción de abrir la maleta o no y que puede negar la revisión policial del contenido, pero la realidad es que el viajante no tiene opción alguna.
Constitucionalmente las autoridades tienen que respetar el secreto de comunicaciones y el derecho a la intimidad de la persona. Por eso no se puede abrir cartas que se envían por correo electrónico o postal, salvo que el juez ordene su apertura, ni pueden entrar en el domicilio de las personas. Entonces, ¿por qué sí que pueden revisar tus pertenencias privadas que están en la maleta de viaje, aun cuando no das permiso para ello?
La clave está en el momento de apertura de la maleta. La policía no puede venir por la calle y pedirte en cualquier momento que abras la maleta que llevas en la mano. Pero cuando contrates un viaje de un país a otro y llevas una maleta, esto automáticamente implica el consentimiento de apertura y revisión de la maleta, según también decidió el Tribunal Constitucional en 2006. Esto es una limitación al derecho de la intimidad de la persona. No importa si la maleta solo lleva enseres personales o también correspondencia, la maleta en sí se puede abrir. Ahora bien, si la maleta contiene una carta para su posterior entrega, esta carta no se puede abrir para leer el contenido, ya que la carta sigue protegida por el secreto de comunicaciones.
Selena Escandell Beutick